Probablemente sea Pedro el nombre propio más hablado, difamado y desgastado del planeta granota en los últimos tiempos. La mayoría, por no decir todos, de los granotas se altera al oir este nombre como si pusiera los dedos en un enchufe. Pedro es un nombre con connotaciones negativas en el lenguaje ranícola que diría Ayats, por una figura pretérita que nos hundió en el lodo. Probablemente casi todos los Pedros levantinistas sean buena gente, pero hay uno que brilla en la oscuridad de su discreta manera de ser. También se llama Pedro, pero éste es santo. La casualidad probablemente le dio un apellido, Sempere, que honra con continuidad, porque Sempere es un apócope en nuestra materna lengua de Sant Pere, así que Pedro San Pedro, Pedro Sempere para los amigos es un santo denunciante como demostró en No le digas a mi madre que soy Granota y que nos hizo el favor de enseñarnos a todos las torpezas del Pedro malo, Pedro II el Cruel diría yo. Un libro osado que hay que seguir leyendo para aprender de los errores que no debemos cometer en los siguientes cien años del Levante UD. Esta semana se presentaron los dos primeros libros de la colección Centenario que edita el club a través de su Fundación, Levante, del Udelage al nuevo milenio de Salvador Regües, Salva para los blaugranas y no blaugranas, y Cien años de soledad Granota, de Sempere, donde estoy volviendo a disfrutar con el azote pertinaz y elegante, con el revival del destierro a los madriles del autor, con agasajos de Berlusconi incluidos (por cierto Pedro, tendrás que aclarar a qué tipo de juergas te invitaba cuando visitabas San Siro) y un guiño al periodismo ciudadano con guiño añadido a este blog (págs. 202 y 231) y al firmante del mismo. Gracias Pedro, pero si los elogios son tuyos sí los tengo en cuenta. El pasado miércoles, en el acto de presentación de los libros Pedro me saludó con un cachete: "¿qué le pasa a tu blog que ya no escribes?"
Ahora he vuelto Pedro, me anima el Centenario y la nueva era, y te confieso que el año pasado me quemé demasiado con las cosas sucedidas en nuestro querido club, pero hay futuro, y lo escribiremos, pero cambiando el rictus de nuestra pluma, de nuestro teclado para que no nos malentiendan...