16 febrero 2009

la historia del gato muerto


FOTO: RAÚL CANCIO


por Enric González


La estética del fracaso se hace a veces cansina, eso es cierto. El héroe derrotado y víctima de la injusticia constituye un instrumento narrativo muy útil cuando se trata de criticar la sociedad. Desde el Jean Valjean de Víctor Hugo al Philip Marlowe de Raymond Chandler, disponemos de una extensa galería de personajes inequívocos: en cuanto aparecen, sabemos que al final, si llegan a sobrevivir, se quedarán solos y pobres. Ocurre, sin embargo, que ese héroe, o antihéroe, ha degenerado con frecuencia en un pastiche. Eso, en el arte. En la vida, el culto al fracaso tiende a producir abulia, conformismo y una actitud parasitaria.

Siento respeto por los equipos malditos, y no conozco una afición que haya sufrido tanto como la del Levante
Todo eso lo reconozco. Pero en materia de fútbol sigo sintiendo respeto, y casi reverencia, hacia los equipos malditos. Uno siempre puede elegir los colores de un equipo grande y más o menos triunfador; sospecho que los equipos pequeños y más o menos perdedores, en cambio, le eligen a uno.
Puestos a elegir un club europeo al que el destino haya designado como víctima, yo propondría al Torino. Por la catástrofe aérea de Superga, que aniquiló el mejor equipo de su historia; por la desgracia de Meroni, la mariposa grana, atropellado tras un partido por un joven admirador, y por estar condenado a convivir con una sociedad tan potente y altiva como la Juventus. ¿Y en España? Mi elección, evidentemente subjetiva, recaería en el Levante. No pertenezco a ese segmento de la sociedad que se embelesa con los colores azul y grana, los que utiliza el Levante. Pero simpatizo con los decanos de Valencia, en parte por los infortunios que desde siempre han afligido a la institución granota (llamada así por las ranas que abundaban en una vieja sede) y en parte porque de pequeño oí hablar de la leyenda del gato negro. No sé si la conocen. Dicen que hacia 1959, después de que el Levante perdiera una promoción para ascender a Primera, unos seguidores del Valencia colgaron un cartel junto a la puerta del estadio levantinista de Vallejo. El cartel decía: "Cuando el gato suba a la palmera, el Levante estará en Primera". Había unas palmeras por allí. Al pie de una de ellas dejaron el cadáver de un gato negro.
No sé si la historia es cierta o si, de serlo, ocurrió como la cuento. Se agradecerían noticias. Posee, en cualquier caso, una indudable fuerza expresiva.
Hagamos un breve e incompleto recuento de las desgracias del Levante, un club endémicamente pobre. La desgracia que podríamos calificar de fundacional ocurrió en 1927, cuando se creó la Liga española: el Levante podría haber disputado las eliminatorias que garantizaban un puesto en Segunda, pero por falta de dinero prefirió instalarse en Tercera.
Diez años después, en 1937, el Levante venció en la final de Copa a su máximo rival, el Valencia. Pero la competición fue disputada en la zona republicana y el título no fue reconocido por el franquismo; sólo en la democracia se ha legalizado ese trofeo. Dos décadas más tarde, en 1957, el estadio granota fue destrozado por unas inundaciones. En 1981, el Levante fichó por una cantidad desproporcionada (porcentaje de taquilla incluido) a un Johan Cruyff especializado en lanzar fueras de banda; la temporada acabó en descenso. Los últimos años son bien conocidos, incluyendo los impagos a los jugadores y el desastre económico del pasado. Es sólo un detalle, pero este fin de semana ha perdido contra el Hércules.
Se aceptan otras propuestas, pero insisto: no conozco una afición que haya sufrido tanto como la granota.

14 febrero 2009

Se pudo haber ganado en Alicante


El Levante entro mucho mejor al partido que el Hércules. En apenas cinco minutos lanzó tres saques de esquina y en el tercero de ellos el balón cayó a los pies de Tena, quien sólo tuvo que empujarlo a la red para poner por delante en el marcador al conjunto valenciano. El Hércules reaccionó pronto y en una buena acción de ataque entre Delibasic y Fernando Sales consiguió igualar por medio del delantero montenegrino. A partir de ahí el equipo alicantino fue el que llevó el peso del choque y el que más cerca estuvo del segundo gol. Sin embargo, el partido siempre se mantuvo abierto y pudo decantarse antes del descanso hacia cualquiera de los dos lados ya que, en dos acciones a balón parado, sendos equipos vieron como se les anulaban dos goles. El del Hércules por un polémico fuera de juego de Abraham Paz y el del Levante, al considerar el colegiado que Tena hizo falta a Fernando Sales en su remate. El segundo tiempo arrancó con una gran intervención del meta Calatayud a disparo de Iborra, que pudo significar el 1-2. Pero fue el Hércules el que sacó a relucir la eficacia que le faltó en el primer periodo para, en un contraataque, avanzarse en el partido con un gol de Sendoa. Poco después, una mano del defensa levantinista Tena dentro del área dio pie, en el minuto 71, al 3-1, que marcó Farinós de penalti. El partido parecía decidido, pero una falta directa muy bien lanzada por Rubén Suárez permitió a los visitantes reducir su desventaja y meterse en el partido. De hecho, el propio atacante asturiano del Levante tuvo en sus pies el empate, pero solo ante el meta Calatayud, envió el balón al lateral de la red. Sin embargo, el que no falló fue el centrocampista internacional colombiano del Hércules Abel Aguilar, que puso el definitivo 4-2 en el marcador en un contragolpe cuando ya el partido tocaba a su fin.

03 febrero 2009

Manipulació desinformativa a C9



Estaba a punto de sintonizar bien mi televisor porque me estaba mosqueando, creía que la señal de Telemadrid llegaba hasta mi casa, llevo dos días viendo a Abel Resino continuamente en la caja tonta, y veo al Atlético de Madrid como el nuevo buque insignia de las informaciones deportivas. Estaba equivocado, acabé fijándome que en la esquina superior derecha seguía apareciendo un nueve circulado. Atónito, sigo sintonizando bien, aunque poco, el canal estatal campsista, y aunque parezca paradójico, en las últimas cuarenta y ocho horas no se habla del Valencia, mejor dicho, se habla pero poco, y al final de la oferta deportiva de los informativos.


Durante su etapa en el Levante UD y en el CD Castellón, Abel Resino no ha disfrutado de tantos minutos de gloria en canal 9 como ahora. Ni cuando nos hundía poco a poco en la clasificación de Primera, ni ahora que el Castellón no va del todo mal, aunque contínuamente marra ocasiones de subirse al ascensor de cabeza, Abel ha sido protagonista benefacto en el canal autónomico. Ahora que los vientos de crisis también visitan al equipo vecino, la noticia del abandono del toledano del banquillo albinegro para volver al Atlético de Madrid ha servido para tapar la verdadera información que asola la realidad de estos días. El Valencia no ha podido pagar las fichas de los jugadores de la primera plantilla, como tampoco puede pagar a la unión temporal de empresas que construyen su nuevo campo, como tampoco pudieron pagar si quiera un millón de euros para contratar al guardameta israelita Dudu Aouate ni tampoco Soriano está consiguiendo cumplir su palabra de conseguir soluciones financieras antes de que acabara el pasado año, y sigue todo igual un mes después.


Esa es la noticia de verdad, la que nos priva de saber a todos los contribuyentes que sostenemos esa ruinosa televisión, el Valencia no cumple sus plazos de pago, pero la AFE está ojo avizor y ya se comenta en sus pasillos que algunos de sus jugadores acabarán denunciando el impago, lo que conllevaría a suspender pagos, ahora se llama concurso de acreedores y a descender administrativamente por faltar a lo más sagrado, pagar lo que deben.

01 febrero 2009

Ocasión perdida

El Heraldo de Aragón

El Real Zaragoza salvó con la victoria una complicada semana de despachos lo que le permite seguir pugnando por los puestos de ascenso tras un partido difícil ante otro de los teóricos aspirantes al ascenso de categoría. El equipo maño, después de haber perdido en la anterior jornada en su estadio con el Rayo Vallecano, estaba obligado a vencer para calmar las aguas revueltas en el seno del club y lo hizo sufriendo pero mejorando la pobre imagen que había dado en anteriores encuentros. Los espectadores de La Romareda vieron a un equipo aragonés más presto a jugar el esférico que en la mayoría de los partidos jugados hasta ahora, aunque esto no servía para llegar con más claridad a la meta del conjunto levantino. El Real Zaragoza tardó 24 minutos en crear su primera ocasión, que llegó en un centro raso de Jorge López a un metro de la línea de gol al que no llegó Ewerthon de Souza. Sin embargo, a partir de ahí los hombres de "Marcelino" García Toral encontraron el camino al área foránea y tres minutos más tarde, de nuevo el goleador local Ewerthon amplió su cuenta con un remate de cabeza en plancha, mientras que en el 36 el argentino Juan Pablo Caffa pudo haber hecho subir al marcador el segundo tanto, pero el meta José Luis Mora lo impidió con una espléndida parada. El Levante, que no había tirado una sola vez con peligro sobre el portal maño en todo el primer periodo, aprovechó la fragilidad de su rival en defensa, un mal endémico también esta temporada aunque heredado de la pasada, para lograr el empate por medio de Alexandre Geijo al filo del descanso. En el segundo periodo el encuentro perdió de inicio el orden táctico que había tenido en la primera mitad y los dos equipos se descubrieron, aunque fue el equipo local el que pudo haber marcado el segundo en los minutos 53 y 61, pero una parada de Mora, a tiro de Zapater, primero, y el poste en remate de Ewerthon, después, lo impidieron mientras que en el conjunto valenciano Vicente Iborra golpeó mal en el 63 cuando estaba en buena posición. Los cambios introducidos por Marcelino dieron resultado porque Ander Herrera le dio vitalidad a la banda izquierda y porque Franck Songo'o le dio el pase de la victoria a Javier Arizmendi en el 76, ante un Levante que quiso pero no pudo frente a un renacido Zaragoza en los minutos finales.