12 diciembre 2008

El Helmántico, el estadio que vio llorar a Vicentín


El próximo domingo rendimos visita al líder de la Liga Adelante, la UD Salamanca. Visitaremos una de las ciudades más bonitas del planeta, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, donde las puestas de sol desde el colegio Anaya sobre la Catedral son un auténtico primor.
levante1909
En lo deportivo, nos vamos al que hasta ahora es el mejor equipo de la categoría, pero lejos del temor, nos sentimos como si viajaramos a visitar a un prima(no va con segundas) que reside en el frío salmantino. La proximidad no es vinculante, pero sí metafórica, pues la Unión está también en una situación de quiebra, y durante el pasado ejercicio se especuló muy seriamente con la venta de la plaza en Segunda a otra ciudad, Oviedo, para definitivamente salvar sus deudas del pasado. La repulsa popular llenó en varias ocasiones la Plaza Mayor salmantina (exactamente lo opuesto a nosotros), fueron protestas de masa, de coalición entre la ciudad y la afición. Finalmente el club no vendió sus derechos a otra ciudad, y hoy en día es un meritorio líder con una plantilla de saldos que rinde de maravilla bajo el comando de Quique Martín.
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El Helmántico, un bello coliseo, hay que abrigarse, la llanura salmantina atrae el viento que recorre la ruta de la Plata de cabo a rabo y mantiene la helada de la madrugada hasta bien entrada la jornada. En ese estadio se dio una de las anécdotas más curiosas de la historia granota. Hace aproximadamente diez años, el Levante de Pep Balaguer perdió un partido, y el coraje del entrenador vallbonense se cebó con un niño que jugaba de once y que acababa de debutar con la blaugrana. El extremo en cuestión tenía dos costumbres, y como en casi todas las diásporas, una era mala y otra buena. La buena es que corría sobre la cal hasta la línea de fondo, donde recortaba para buscar el centro al área en busca de la testa de Paco Salillas. Era un extremo con desborde. La mala costumbre era que siempre jugaba con botas de multitaco, pero en partidos de lluvia y barro había que jugar con tacos de aluminio, consejo que Balaguer recalcó en el vestuario. Ese extremo era Vicentín, y esa no fue su mejor tarde. Llegaba a la línea de fondo, pero cuando recortaba a Balta caía una vez tras otra resbalado. Cuando Balaguer se hartó a la tercera vez que se caía el de Benicalap, pidió a Fernando Sales que intercambiara su banda con Vicente, y vió al niño, al correr delante del banquillo que no le hizo caso, y que saltó al campo desoyendo los consejos del míster, con tacos de goma. Rápidamente se ordenó el cambio, y Balaguer acompañó a Vicente hasta el vestuario, recriminándole su insolencia. La escena final es la siguiente, Vicente, harto de oir los gritos del entrenador, fue a ducharse, pero Balaguer que es un toro cuando se enfada fue tras él, y los dos acabaron bajo la ducha, uno desnudo y el otro con traje y corbata y el grifo abierto, por supuesto. Balaguer se duchó con Vicente, mientras le vociferaba al oído, y dicen los presentes que el niño rompió a llorar.

8 comentarios:

jonceltic dijo...

No tiene desperdicio la escena que imagino... el xiquet duchándose y Balaguer gritaándole al oído... "els homens juguen en tacos de ferro, on vas tu en multitaco...?"
Los que conocemos a BAlaguer sabemos que es capaz de ésto y de más..y si no, que se lo pregunten a Farinós, con quien se lió a puñetazos en el vestuario del Mestalla.

Ant the Man dijo...

Cómo me ha gustado esa historia Jon!!! Quién te la ha contado ? Eso es información privilegiada y lo demás son tonterías...

jonceltic dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
jonceltic dijo...

Me la ha contado una persona cuyo apellido también coincide con el de otra ciudad que también es patrimonio de la humanidad...
;)

Anónimo dijo...

me encanta la foto que contrasta claramente con la del post anterior. Se ve una manifestación llena de gente, y no como nosotros el sabado que eramos los de siempre.

Forlati dijo...

Fantàstica història!

Anónimo dijo...

jajaj que niñato el vicentín... Si no fuera por nosotros no habría sido nadie, y luego que asco cuando renegó diciendo que sus sueño era jugar en su valencia de toda la vida... Lo que le debería estar agradecido a Balaguer.

Anónimo dijo...

Muy bueno el artículo Jon, como de costumbre